La viralidad depende más del emisor que del mensaje

Somos criaturas gregarias. Más o menos rebeldes. O incluso anti sistema.

Pero aún aquellos que se auto denominan anti sistema, reconocen que dependen de las herramientas y medios del sistema para difundir sus proclamas.

Otra cosa es manejarse dentro de los límites de los grises y sus extremos y ser lo que normalmente se denomina «políticamente incorrecto».

El 20 de agosto, estaba siguiendo la evolución de un hashtag (hago cosas raras cuando me aburro), y pude comprobar una vez más que las redes sociales han servido también para acrecentar (a veces injustamente) liderazgos naturales.

Por eso, lancé este tuit. Sin demasiado éxito, la verdad.

 

Ahora, un estudio de Google+ acerca de la difusión y dispersión de las imágenes nos dice que la viralidad se comporta como un incendio forestal; donde importa mucho más la conectividad (seguidores), la cercanía entre árboles (engagement de la comunidad) y el tipo de madera del bosque (simpatía o antipatía del personaje), que la magnitud y el tipo de chispa que lo inicia.

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