No vivas la vida. Crea una vida
La Generación X: somos parte de un grupo complejo y enigmático. Tal vez, por eso la misteriosa «X» que nos identifica. Nos encontramos a medio camino entre lo analógico y lo digital.
Sabemos cómo rebobinar una cinta de cassette con un simple bolígrafo Bic, pero también tenemos el conocimiento necesario para conectar una Raspberry Pi a nuestro televisor y entablar conversaciones con ChatGPT.
Sin embargo, a pesar de nuestra destreza tecnológica, si olvidamos cargar nuestro móvil la noche anterior no nos acordamos ni nuestra próxima reunión. Recordamos los números de teléfono de nuestros amigos de la infancia, pero no el de nuestros actuales seres queridos.
Nosotros, la generación que gracias al esfuerzo de nuestros padres logramos completar nuestros estudios, nos encontramos frente a nuestra mayor incertidumbre. Por primera vez en la historia familiar, nos damos cuenta de que las garantías que nos ofrecían los estudios, el empleo estable y la propiedad de una vivienda están en entredicho, se desvanecen.
Es imprescindible inculcar a nuestros hijos el valor del esfuerzo y la importancia de la educación, a pesar de que estén rodeados de ejemplos de personas que progresan y triunfan sin necesidad de estas cualidades.
Una vez más, nos vemos obligados a soltar una barra de trapecio para aferrarnos a otra que aún no vemos. Y todo ello, sin una red de seguridad debajo.
Recientemente, por azares del destino, me topé con un vídeo de Ashton Kutcher durante la ceremonia de los Teen Awards. Más allá de su faceta como actor, te invito a escuchar (o leer) sus palabras en el vídeo. En él, habla sobre el retorno a valores auténticos, aquellos que no nos son impuestos. ¿Y cuáles son esos valores auténticos, te preguntarás? Son aquellos a los que no estás dispuesto a renunciar, aquellos que hacen latir tu corazón con fuerza, aquellos que perduran eternamente. Son aquellos que te han convertido en la persona que eres hoy.
¿Buscas seguridad? ¿Quién o qué puede ofrecerte eso? ¿Una empresa que no es tuya? ¿Una hipoteca que te ata al banco durante 30 años? ¿Una carrera que te obliga a abandonar tu país? La única seguridad verdadera reside en saber que estás dando lo mejor de ti cada día, con todas tus fuerzas, sin traicionar tu esencia. La verdadera seguridad radica en que lo que haces te hace feliz hoy, mañana y siempre. Y un poco mejor persona cada día.
No hace falta volver a vivir otra pandemia para que se nos ordenen de golpe las prioridades. Puedes hacerlo ahora. Hoy mismo.
No te conformes con simplemente «vivir» la vida. Crea tu propia vida. Día tras día, colocando cada ladrillo con esmero, construyendo un futuro un poco más seguro. Todo lo demás es solo un cuento de hadas…