Digitales por default
Tanto pensamos en lo urgente que nos arrolló lo importante.
Lunes, 9 de marzo de 2020. El presidente del Gobierno de España declara el “Estado de Alarma”.
El virus de la “simple gripe” azota España con toda su fuerza. El virus que era chino y meses más tarde, culpa de los italianos que tienen su sanidad hecha unos zorros, desnuda nuestras vergüenzas. Las políticas, las sociales y … las digitales.
MIércoles, 11 de marzo de 2020. Madrid suspende sus clases presenciales en todos sus niveles educativos.
Cruzo la península de punta a punta para dar una conferencia en el Branding Day de Cadena Ser en Reus, Tarragona. Con un ambiente raro, inseguro, pero decidido, más de 350 personas se juntan para escucharme hablar del miedo y la zona de confort. Nunca esos conceptos significaron tanto.
Temiendo un efecto dominó inmediato, con Andy Stalman decidimos suspender sine die el comienzo del Seminario BrandOffOn de Málaga. Más de 5 meses de trabajo de coordinación y gestión puestos en el congelador.
Jueves, 12 de marzo de 2020. En nuestra reunión de seguimiento de proyectos, decidimos con mi socia Jezabel González, suspender la actividad presencial en la agencia con efecto desde lunes 16 y pasar todas las tareas a teletrabajo.
¿Qué ha pasado? ¿En qué ojo de huracán estamos metidos? ¿Cuánto tiene de largo este túnel en el que vamos caminando apenas adivinando dónde están las paredes para no caernos?
Han pasado 26 días de todo esto. Pero parece un año. Un año que en muchos aspectos, ya está terminado. Se fueron a la basura planes económicos, de marketing, de negocio, de vacaciones y para mucha gente; de vida…
Tal y como predijo Bill Gates en 2015, no estábamos preparados para una pandemia mundial. Lo urgente nos impide ver lo importante. Una y otra vez. Y lamentablemente, lo urgente es la economía y lo importante, siempre, es la salud.
Los datos para los que resguardamos nuestra salud de la única manera que podemos o sabemos, son abrumadores.
- Las redes sociales aumentaron su uso un 55%
- El sector del eCommerce vive un episodio tan inusual como espectacular, aunque con suerte dispar según sectores
- Las herramientas de vídeoconferencia rompen records de descargas y transmisión de datos
- Estopa reúne a más de 170.000 personas en su “directo” de Instagram
Pero más allá de estos datos, hay cosas que me preocupan más todavía. Me preocupaban ayer, me preocupan hoy y me seguirán preocupando cuando “esto” pase. Seguramente me olvide o me pase por alto muchísimos más sectores afectados, pero espero que la selección sirva como muestra y punto de reflexión general:
Educación
Ningún colegio o Instituto del mundo está capacitado para dar una clase online en condiciones medianamente óptimas. He hablado con amigos de Argentina y Estados Unidos y salvando pocos detalles, todos coinciden en lo mismo. Las plataformas online (si es que existen) son repositorios de deberes que funcionan mal o muy mal.
Señoras y señores responsables de educación, eso no es una clase online. Una clase online es síncrona y ofrece un valor diferencial (ni mejor ni peor) sobre las clases físicas. Poner apuntes por 3 o 4 plataformas diferentes y corregirlas no es dar clase.
Puse “responsables” de educación porque jamás se me ocurriría responsabilizar de esto a los docentes. Bastante han tenido con tener que usar plataformas para las que no han sido formados y que no cumplen los mínimos requisitos de disponibilidad masiva.
No tengo idea de cuándo volveremos a ver aulas llenas de alumnos, pero tengo la impresión de que no será pronto. Ni será fácil. Por lo que tenemos que plantear un modelo educativo que por fin se adapte al siglo en el que vivimos. Un plan que potencie los trabajos por objetivos. Sin clases magistrales orales. Debemos convertir a los profesores y docentes en mentores y abandonar para siempre los simples oradores de datos.
Teletrabajo
¿Cuándo erradicaremos el “presentismo forzoso” de las empresas? Son muchas las muestras de los beneficios de no tener que trasladarnos físicamente a nuestros puestos de trabajo. Al menos, no de forma obligatoria y diaria.
El coronavirus en 20 días, ha hecho más por la concientización de los “empresaurios” de los beneficios del teletrabajo, que lustros de charlas TED y artículos prestigiosos.
Como dije en mi charla con Andy Stalman en sus directos de YouTube, es más una cuestión de confianza en tu equipo y definición de objetivos que de tecnología.
Ecommerce
Nuestros hábitos de consumo y movimiento han cambiado radicalmente en tiempo record. De la fiebre por el papel higiénico, hemos pasado a la fiebre de la levadura y los vinos y la cerveza.
Pero más van a cambiar. Las personas que no habían comprado nunca online, se han visto “obligadas” a hacerlo. Las personas que tenemos el hábito incorporado, hemos bajado nuestro nivel de compras los primeros días, pero por empatía con los repartidores que no tenían el más mínimo equipo de protección. Pero lo tendrán. Y volveremos a comprar. Más que antes. Y productos que nunca nos habíamos planteado comprar online. Cintas para correr o bicletas estáticas, por ejemplo.
Hasta no se sabe cuando, no podremos volver a los restaurantes, pero a los que nos apasiona el vino, ya nos hemos aprovisionado de botellas selectas para satisfacer un poco el alma en estos momentos, que tanta falta nos hace.
Vida social
¿Qué será de nuestra vida social latina? Cualquiera que haya tenido posibilidad de hacer la compra estos días habrá tenido la misma sensación: miedo, desconfianza, angustia…
No nos merecemos vivir así. No podemos ver a cualquier semejante como mero portador de “algo” que nos puede hacer daño. Me crié en un ambiente relativamente hostil como es Buenos Aires y esto es peor. Mucho peor…
¿Cómo será la vuelta a los bares? Esos bares que son columna vertebral de apoyo de la vida en sociedad de España.
¿Qué será de nuestros viajes? Quizá el sector más castigado por el coronavirus. ¿Qué pasará con esta Europa cercana y sin fronteras? No podemos dejar que algo que no vemos tire por tierra el período de más prosperidad y paz de este viejo y castigado continente.
Son demasiadas preguntas para las que ni yo ni nadie tiene respuesta. Tal vez, el simple hecho de plantearlas sea un modo de asimilarlas. Aunque sea mentalmente.
Lo que es seguro es que en algún punto, nadie volverá a ser como antes. No podemos ser como antes. Tenemos la posibilidad (por obligación) de poder disfrutar de tiempo compartido (online y offline) con nuestros seres más cercanos. Debemos asumir la responsabilidad de tomar conciencia de la importancia de la salud por encima del resto de cosas.
Nos debemos una reflexión como sociedad de la vacuidad del debate y discurso político.
Al igual que a nuestros pobres y castigados mayores, la historia golpea a nuestra puerta para que aprendamos la lección a golpes. Estemos, al menos, a la altura de ellos.
A cuidarse mucho. Se os quiere.