Despeja la X
Generación X (1969-1980). Somos una generación complicada. Misteriosa. Tal vez, por eso la X.
A caballo entre lo analógico y lo digital. Sabemos cómo rebobinar un cassette con un boli Bic. Pero también sabemos cómo conectar un pen de IPTV a la tele para ver series en HD y tenemos las persianas conectadas para que Siri las levante a nuestra orden.
Y también sabemos poca cosa de nuestro día, si por casualidad nos hemos olvidado de cargar el móvil la noche anterior o se cae Google.
Nos acordamos de los números de teléfono de la casa de nuestros amigos de la infancia, pero no el del móvil de nuestra novia actual.
Somos la generación que gracias al esfuerzo de sus padres completó los estudios. Quizá, por primera vez en todas las generaciones de la familia. Y ahora, por la fuerza, nos damos cuenta que las garantías que nos daba el estudio, la empresa de toda la vida, la casa propia… Todo eso, está en duda. Difuso.
Nuevamente nos fuerzan a soltarnos del trapecio para cogernos a otro que todavía no vemos. Y encima, sin red debajo.
La semana pasada, por cosas del destino, volví a ver un vídeo de Ashton Kutcher en la entrega de los Teen Awards. Independientemente de lo que pienses de él como actor; te invito a escuches (o leas) lo que dice en el vídeo.
Habla sobre volver a valores genuínos. No a los que nos imponen. ¿Y cuáles son los genuinos preguntarás? Son aquellos a los que no estés dispuesto a renunciar. A los que te hacen latir fuerte el corazón. A los que duran para siempre. Aquellos que te hicieron ser quien eres hoy.
¿Quieres seguridad? ¿Quién o qué te pueden ofrecer eso? ¿Una empresa que no es tuya? ¿Una casa que te ata a un banco 40 años? ¿Un estudio que hace que te tengas que ir de tu país? ¿Un país que no te ofrece las posibilidades de crecer personal ni profesionalmente?
La única seguridad verdadera es saber que lo estás intentando con todas tus fuerzas todos los días. Y que no traicionas lo que eres. Que lo que haces, te hace y te hará feliz toda la vida.
No te conformes con “vivir” la vida. Crea tu vida. Todos los días. Ladrillo a ladrillo. Para hacer tu vida cada día un poco más segura. Lo demás, es puro cuento…