La campaña de marketing más exitosa (y más cara) de la historia

Coca-Cola Goes Along

Nos vamos a subir a la máquina del tiempo un rato, para contaros una historia que a lo mejor muchos desconocéis.

Si os pregunto: ¿cuál es la empresa más valiosa del mundo ? Muchos ahora contestaréis con buen criterio; Apple. Es de hecho, con un valor de casi 1000 Millones de dólares, la marca de mayor valor bursátil.

Sin embargo, si nos referimos al valor emocional o psíquico, hay una marca que permanece en primer lugar desde hace décadas, y para la cual no existe la crisis.

Se trata de Coca Cola.

Es de lejos, EL emblema de la cordura y la estrategia publicitaria. Podemos afirmar que son la bandera del imperialismo yanqui y un montón de conceptos abstractos más, pero también estaremos de acuerdo en que ningún paso de la historia publicitaria de Coca-Cola ha sido dado al azar. Pero como con las personas, siempre hay un día especial en la vida de las empresas.

Ese día fue el 7 de diciembre de 1941. Con el ataque de Japón a Pearl Harbor, Estados Unidos entraba de lleno en la Segunda Guerra Mundial.

Sólo un par de días más tarde, el presidente de la Coca-Cola, Robert Woodruff decía una famosa frase que pasaría a la historia:

«quiero que las tropas estadounidenses, donde sea que se encuentren, puedan tener al precio de 5 céntimos, una Coca Cola fresca, sin importar lo que le cueste a la empresa».

Toda la simbología y publicidad de la empresa dio un vuelco para reforzar la «loca» idea de su presidente. Todos los afiches mostraban a jóvenes soldados felices (a pesar de la Guerra) con sus botellas de Coca en la mano, y la celebérrima frase «Coca-Cola goes along».

Este esfuerzo por abastecer a las fuerzas armadas con Coca-Cola llegó a tal extremo, que en junio de 1943, un cablegrama urgente del General Dwight Eisenhower desde la base de los Aliados en el norte de África, pedía materiales y equipos para 10 plantas embotelladoras. Junto con esta solicitud, la carta pedía el envío de 3 millones de botellas llenas de Coca-Cola, junto con todo lo necesario para producir la misma cantidad dos veces al mes.

Antes de seis meses, un ingeniero en jefe de la empresa había viajado a Argel para abrir la primera planta en África. Fue solo el comienzo de las 64 plantas que se abrieron en el extranjero durante la Segunda Guerra Mundial.

No estaban situadas al azar. Las plantas se establecieron tan cerca como era posible de las zonas de conflicto en Europa y en el Pacífico. En los momentos más álgidos de la guerra, los camiones de reposición estratégica iban cargados a partes iguales con material bélico y con «la bebida de la felicidad».

La presencia de Coca-Cola en el frente de batalla, no hizo más que levantar la moral de las tropas aliadas. En muchos lugares del mundo, soldados de muchas nacionalidades del mundo, le daban su primer sorbo a una Coca-Cola.

Cuando volvió la paz, el «sistema» Coca-Cola estaba preparado para un crecimiento sin precedentes en todo el mundo. Una expansión solo igualada por Mc Donald´s 50 años más tarde (y mediante el sistema de franquicias; no filiales).

Desde mediados de 1940 hasta 1960, el número de países con operaciones de embotellado se había duplicado.

Volvamos al presente y analicemos fríamente la decisión del presidente Woodruff. Está claro que la apuesta era arriesgada, pero ya sea por simple arrogancia patriótica, por estupenda visión estratégica, o por iluminación divina, a partir de ese momento, la marca Coca-Cola fue inseparable de los valores de libertad y felicidad que representaban las tropas aliadas.