¿Por qué Amazon hace todo al revés?
El otro día me topaba con la noticia de que Jeff Bezos, CEO de Amazon, se convertía en la tercer persona más rica del planeta.
Independientemente de que su fortuna está bastante diversificada, está claro que el 18% de las acciones que posee de Amazon son la gran razón por la que ocupa ese sitio de la Lista Forbes.
Como este no es un blog de economía ni pretende serlo, intentaré hacer un análisis de los porqués de la «holgada» situación económica de Jeffrey Preston Jorgensen (el nombre de nacimiento de Jeff Bezos).
Desde su fundación en 1994, Amazon nunca fue una empresa tecnológica normal. Empezó de hecho, sin stock, ofreciendo simplemente un catálogo más lógico de libros de diferentes editoriales. O sea, el principio fundamental desde su creación fue pensar primero en el beneficio del usuario.
Tal es así que desde su fundación mantiene una política de re inversión casi total de beneficios y mejora continua de procedimientos técnicos y logísticos. Cosa que le trajo no pocas críticas por parte de los inversores.
Esa obsesión por ofrecer la mejor experiencia al usuario, hizo que en 2003 y después de la experiencia de alimentar la infraestructura del propio Amazon, la empresa se decidiese a comercializar su Amazon Web Services. Servicio que hoy en día usan cientos de empresas, algunas de las cuales, como Netflix, compiten contra servicios propios de Amazon.
Fue esa misma experiencia ganada a base de años de análisis del comportamiento online del comprador de su tienda, la que le llevó a animarse a hacer el camino inverso de casi todas las empresas del mundo, abriendo una librería física en Seatle. La primera de muchas, según la propia empresa.
Es este mismo objetivo el que le lleva a destinar todos sus esfuerzos empresariales en lograr ser el mejor eCommerce del mundo. Ni el más rentable, ni el de mayor volúmen de negocio. Simplemente, el mejor. En comparación con sus grandes competidores mundiales (Rakuten, Alibaba), si algo no se le puede negar a Amazon es que «atropella» al resto en UX, política de entrega y devoluciones, atención al cliente, y ahora; diversificación hacia el producto fresco.
Con Amazon Fresh no hace otra cosa sino, hacer caso a las cifras que hablan de que el sector de la comida fresca es uno de los departamentos con más potencial de crecimiento online de los próximos años. Y de nuevo, poniendo el foco en el servicio extremo al usuario. Todavía implantado en modo Beta en España, prometen 1 hora de entrega dentro del radio de la M30 y 2 horas dentro de la M50 de Madrid.
Por si fuera poco, todo este movimiento viene acompañado de un juguetito llamado Amazon Dash.
Todo esto, representa un reto enorme para las distribuidoras tradicionales (El Corte Inglés, Carrefour, Mercadona, etc.). Empresas que por desidia, desconocimiento o desinterés (o un poco de todas), han pasado olímpicamente del canal online, haciendo sentir auténtica tortura tener que comprar un simple paquete de galletas en sus más que espantosas tiendas online.
Hoy ven al lobo en la puerta. O cerca. Y muchas de ellas ya se están poniendo en forma desde hace un tiempo. Tienen algo que Amazon no posee. Justamente, sus tiendas. Y sus centros de distribución y almacenes.
Es algo que Amazon necesita si o si. Si quiere seguir respetando su política de «Satisfied user warranty». Debe implementar tiendas de «pick and go» con almacenes mínimos si desea competir con estos monstruos. ¿Puede hacerlo? En este momento, Amazon puede hacer lo que sea. Se está preparando para ello desde el día en que se fundó.
Podría incluso comprar actuales proveedores de servicios fundamentales como Seur, que depende del volúmen de Amazon incluso más que Amazon mismo.
El año pasado, antes incluso del lanzamiento oficial de Amazon Fresh, hicieron un «experimento» con nuestros amigos y clientes de Cascajares vendiendo su pavo asado a través de su marketplace.
Esto es diferente. Tiene que ser Amazon quien se encargue de distribuir directamente los alimentos. ¿Lo podrá hacer? Para una empresa que se transformó en el vendedor de libros más grande del mundo y que empezó sin un solo libro en stock; todo es posible…