Las redes sociales han arruinado mi vida

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El otro día, suena mi teléfono y miro el número para ver quien era. No eran los molestos del 1004, pero no lo tenía agendado. Respondo; y era un empresario con el que no hablaba hace mucho tiempo. Tanto tiempo que ya había borrado el teléfono de la agenda.

– Hola, Fulanito Pérez ! Qué es de tu vida tanto tiempo?

– «Aquí andamos, Emiliano. Medio fastidiado con todo esto que está pasando y tal… Oye, que puse «redes sociales» en el Guguel (sic) y apareció tu nombre en la primera página. Y dije: Anda ! Si a este lo conozco. Busqué tu número y quería saber si nos podíamos tomar un café».

– Seguro, Fulanito. Sin problemas. Quedamos en La Sepia de Parquesol a las 8 y nos tomamos una caña y me cuentas.

Puntual, a la hora señalada, estaba Fulanito con cara de haberlo pisado un camión. Luego del saludo respetuoso, me suelta:

– «Las redes sociales me han arruinado la vida. Son una puta mierda».

Me atraganté con la espuma de la cerveza y no pude contestarle a tiempo antes de que él siguiera hablando:

– «En el 2007, después de que me rompieran las bolas como dos años 15 empresas diferentes, hice una web. Chulísima. En Flash, creo que me dijeron que estaba hecha. Impresionante. Con un vídeo de introducción de un minuto que me hizo un chaval que estudiaba cine, que era la caña. Un pastón me costó. En el 2010, me dijeron que mi web en Flash no tenía buen eso, o seo, o algo …. Vinieron otras 20 empresas y una me hizo una en HTML. Pero no iba a volver a caer en la trampa. Nada de gestor de contenidos ni leches. Una bien básica, con fotos de esas chulas que salen en el Google Images y a correr. Bueno, bueno. Lo mejor que pude haber hecho en la vida! A los dos meses, ponía «Casa Fulanito Pérez» en Google, y salía primero ! Primero Emiliano ! Y me querían vender que necesitaba un gestor de contenidos para actualizar la página. Y yo casi caigo … Pero esto ya es el colmo. Hace un año, un amiguete me dijo que él estaba teniendo mucho éxito con su blog. Busqué un par de días y me abrí uno para mi negocio en WordPress.com. Eso era estupendo. Encontraba algo bueno en otra web, CTRL + C, CTRL + V en la mía y a correr. Me entraban visitas a cascoporro. Y en esas que estaba tan tranquilo y hace como seis meses, se me ocurrió abrir un perfil de esos en Facebook. Página no porque es un rollo, no pincha nadie en me gusta… Total, que yo a todo bicho que pasaba por mi perfil le enviaba una solicitud de amistad. Bueno, bueno. En 1 mes o así tenía ya como 500 amigos. Y estos tontos peléandose por tener 100 fans. Uno, al pasar me habló de Twitter y como vi que era gratis, dije: total; ya que estoy, si tiene para vincularlos. Todo lo que escribo en uno va a parar al otro. Así que lo mismo me daba».

Intenté meter un comentario en su monólogo, pero me fue imposible. Lo juro. El sujeto continuó:

– «No habían pasado ni dos días desde que había abierto el perfil y el Twitter, que uno me salta: «ahora te vienes a hacer el social? Cuándo hace un mes que estoy esperando que me entregues lo que compré!». Te voy a ser sincero. Espero que se llene un camión para que me salga más económico el transporte, pero toda la vida lo hice igual. Y nadie me dijo nada. Obviamente borré a la mierda el comentario del Facebook; pero me dijo que daba igual porque tenía captura. No se captura de qué puede tener? Encontró mi blog y resulta que también tenía Twitter este fulano y no va y pone: «No sólo borras los comentarios y no entregas los pedidos. También fusilas post de otros blogs?». No, si voy a escribir 400 entradas en 3 meses porque soy Shakespeare. Obvio que las copio de otro lado! Pero pongo el enlace pequeño abajo. O qué? Me va a decir que nadie copia nada en Internet?

Otra vez sin éxito, probé contarle mi experiencia, pero no me dejó. Cuando pensé que ya nada podía sorprenderme me sale con:

– «Me disponía a mandarlo a la mierda por Twitter, Facebook, YouTube y todo lo que se cruce, cuando me escribe de nuevo en el muro lo siguiente:

«perdona que no te conteste directamente en Twitter. Los 140 caracteres de esta herramienta no me permitirían expresarme adecuadamente. No pretendo destruir la reputación corporativa de tu empresa ni la tuya propia. Sólo quiero que comprendas que las redes sociales obligan a las empresas a ser transparentes. Y tú no lo eres. Las redes sociales obligan a las empresas a aceptar la comunicación bidireccional y tú no la admites. Las redes sociales resaltan tus defectos y los exponen a mayor cantidad de gente. Y tú, antes de abrir tus perfiles deberías haber solucionado y rectificado tu estrategia comercial. A la gente de las redes sociales, les cae muy mal que copies contenido literal de otro blog. Pongas la fuente o no. Y sobre todas las cosas, las redes sociales no son para vender, por lo que tu autobombo y tu spam desde tu perfil ilegal en Facebook no le interesa a nadie.»

– «Te parece que me puede decir a mi, que llevo 25 años con la tienda trabajando igual, semejantes estupideces? Me llevé el disgusto de mi vida. Cerré todos los perfiles para siempre. No quiero saber más nada con la mierda esa de las redes sociales. Hice bien, no?»

Intenté sacar valor para decirle que todos esos comentarios los había escrito yo sin saber que era él, ya que no ponía su  nombre real; pero lo vi tan convencido que solo pude decirle seis palabras antes de acabarme la caña y empezar a hablar de política:

– «Hiciste bien, Fulanito. No te preocupes»

Nota: todo este texto es ficción. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia (o no)…