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El difícil Yin Yang de la marca personal

Yin YangCuando los responsables de formación de la Confederación Vallisoletana de Empresarios me eligieron para dar un seminario sobre Personal Branding, no tenía ni idea cómo iba a estructurar los temas. Ni siquiera sabía cómo iba a comenzar el curso. Sin embargo, tenía absolutamente claro cómo lo quería terminar.

El cierre de mi seminario es el discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford. En un momento del discurso, el fundador de Apple y Pixar dice: «es imposible conectar los puntos hacia adelante; siempre los debemos conectar hacia atrás».

Eso fue lo que tuve siempre presente en el desarrollo de mi propia marca personal. Tratar de analizar el por qué uno hace lo que hace hoy, no tiene sentido sin ver en retrospectiva por qué tomó las decisiones que tomó en su momento.

En mi caso, dos elecciones en mi vida marcaron lo que soy. La primera, mi formación en artes marciales (soy 3er. Dan de TaeKwonDo WTF y 1er. Dan de Aikido). Y la segunda, hacerle caso a mi amigo Diego Varela y no dedicarme a la medicina como mis padres.

Volviendo a Jobs y al tema del título, él fue una persona a la que admiré mucho profesionalmente; pero ni remotamente me quisiera parecer a él en su aspecto personal. No reconoció a su primera hija hasta poco antes de morir, era un jefe déspota y cruel, vivía cometiendo excesos con su cuerpo y un largo etcétera.

Lo que trato de explicar es que nuestra marca personal es todo. Nuestro lado profesional y nuestro lado personal. Y ambos deben estar equilibrados. El problema es ese equilibrio. Para nosotros mismos y para los demás.

Existen personas, hasta dentro de tu círculo más íntimo, que no soportarán tus éxitos, y harán todo lo que esté a su alcance para boicotearte.

No lo hacen por maldad. Lo hacen por miedo. Miedo a que ese éxito te aleje de ellos. Si tienes identificadas esas actitudes y personas, es tu deber no dejar que eso te afecte de tal forma que tengas que renunciar a tu marca personal.

A lo mejor gracias al Aikido, yo sabía que debía usar la fuerza de mis oponentes para mi propio beneficio. Como también sabía que necesito maestros de los que aprender (Oscar del Santo, Andy Stalman, y tantos otros), y alumnos a los que pasar mi legado. Todos ellos son los que realmente hacen fuerte tu marca.

Pero necesitan tu impulso primero. Tus ganas de aprender y de enseñar.

Muchas veces, se cae en la actitud vanidosa de creer que porque ya eres «influyente», no necesitas apoyarte en estos pilares de tu marca. Nada más lejos de la realidad. Cada día, necesitarás de más maestros y más alumnos.

Sin embargo, es necesario mover ficha primero. Debes quererte y valorarte primero para que los demás te reconozcan y te valoren. Las personas influenciables y pusilánimes jamás tendrán una marca personal fuerte.

El equilibrio está en no caer en el «divismo», pero si estar orgulloso de tus logros y saber comunicarlos de manera correcta. Algo que a los españoles, les (nos) cuesta bastante. Creo que es resultado del fondo muy religioso que aun impregna a la sociedad española la que no permite y no soporta el éxito individual por encima del «rebaño».

Lo mismo pasa con las empresas y sus empleados. La gran mayoría de empresarios no soportan empleados con marcas fuertes. Creen que son una amenaza en lugar de un beneficio para la empresa.

Y peor aun con los empresarios y emprendedores. Parece que tuvieran que pedir perdón por tener éxito con sus empresas. A ojos de los mediocres, siempre será producto de un «pelotazo» o algún padrino. Ni hablar de cuando la exitosa es una mujer. No hace falta explicar producto de qué será ese éxito.

Y con el auge de las redes sociales surge un nuevo parámetro que necesita ser equilibrado. El parámetro de la personalidad. La real.

A raíz de una conversación en Twitter con Diego Burgos García y Lisandro Caravaca, acerca de un tweet mío con este enlace, me puse a escribir este post. En la entrada, hay un comentario que me movilizó. Habla acerca de la importancia de nuestra huella digital en un proceso de selección. Y el eventual descarte por parte de los reclutadores según sea lo que ven en nuestros perfiles. La chica preguntaba: «Qué tan «blancos» debemos ser para que una opinión acerca de un tema no nos perjudique?

Mi opinión, es que seas sincero y consecuente contigo mismo. Y si tienes que criticar algo o dar una opinión, la hagas libre de prejuicios. Yo debo ser de las personas menos políticamente correctas del universo. Pero me siento tranquilo conmigo mismo. Me equivoco, por supuesto. Como todo el mundo. Pero también se pedir perdón sinceramente.

Si puedes ser completamente objetivo contigo mismo y afrontar las consecuencias de lo que dices o escribes, nadie te podrá reprochar nada. Y sobre todo, tú mismo no te reprocharás nada.

Construye tu marca con humildad y sacrificio y comunícala con orgullo. Ese es mi consejo. El resto, depende de factores que no puedes controlar. Por lo tanto, no vale la pena detenerse en ellos.

Los 6 niveles de la pirámide del engagement y sus estrategias

Engagement en redes sociales

Ya sé lo que estáis pensando: «Este tío me viene a hablar de engagement en redes sociales y ni siquiera sabe contar! Esa pirámide sólo tiene 5 niveles».

Tranquilos. Al final del post, la explicación.

En el anterior post, os hablaba de que si toda nuestra estrategia está cimentada en conseguir sólo la mayor cantidad de «Me Gusta» o RT, sin otro objetivo subyacente, tendremos el problema de no ver resultados tangibles en nuestra presencia en redes sociales.

Es por eso, que para graficar un poco mejor cuales son los diferentes procesos de engagement por los que debe pasar cualquier estrategia, os pongo la imagen de esta pirámide.

Obviamente, esta pirámide no tiene porque ser lineal. Muchas veces, gracias a una buena campaña, con mucha creatividad o una acción que logre repercusión, verás saltarte alguno de estos niveles. Excelente por ti. Pero no siempre será así. Por eso, vamos con la explicación de cada nivel.

Nivel 1:

El primer nivel, claramente es el de la visibilidad. Tenemos que lograr primero que nos vean. En este nivel, como en todos los demás, las estrategias que debemos asumir dependerán pura y exclusivamente, de la velocidad con la que lo quiera conseguir.

Así si necesito visibilidad a largo plazo, necesitaré generar cualquier tipo de contenido de valor para mi público objetivo. Parece magia, pero el buen contenido, siempre se abre camino entre el «ruido» de Internet.

En cambio, si no tengo tiempo de esperar a que mi contenido fluya, tengo que dedicar recursos (dinero) a generar campañas que permitan «forzar» esa visibilidad y conseguir visitas, followers, fans, etc. Estas campañas pueden ser de AdWords, Facebook Ads, Concursos, Promociones, etc.

Nivel 2:

Vale. Ya has logrado lo más difícil. Llevar a la gente a tu posición. Ahora tienes que darle cosas que hagan que ese esfuerzo haya valido la pena. A pesar de lo fácil que es darle a los botones de RT o Me gusta, si consigues que el 10 % de tus seguidores lo haga, te puedes dar por satisfecho. No significa que sólo al 10% le guste. Influyen otros factores que escapan a tus posibilidades: la flojera crónica de la gente, el timing tuyo y el de ellos, el flujo constante de información, el nivel de Edge Rank de tu página de Facebook, etc.

Para incrementar este nivel, sólo te doy un secreto. Contenido, y de mucho valor. No hay más trucos.

Nivel 3:

Vale, ya dijimos que es difícil conseguir un RT o un Me gusta. Imagínate una mención en Twitter o un comentario en Facebook !!

Para esto si que hay un truco. Te tienes que mantener humano. Me encanta ver los timelines de esos gurús que se la pasan publicando un tweet por minuto. Cosas que ni siquiera ellos leyeron, pero no importa. Se dedican a llenar de ruido el timeline de todos. Automatizan 3 o 4 feeds de portales conocidos, y hala; tira millas.

Pero qué pasa? Consiguen muchos RT, pero nadie habla con ellos. Es obvio. Porque saben que detrás hay una máquina publicadora. No una persona con ganas de conversar. Claro, los entiendo. Conversar lleva tiempo…

Y para qué demonios te llamas «social» si no quieres conversar? Un ejemplo de como hacerlo excelentemente es Ana Santos de Eventosfera. Esa mujer es incansable. Publica siempre cosas de interés, y si tienes alguna duda sobre algo, le preguntas por Twitter y al minuto te contesta. Está ella detrás. No un altavoz twittero. Si aun no la sigues, es porque aun no has entrado en Twitter de verdad.

Otro ejemplo es Isra García. Pero con él no puedo ser objetivo. Es muy amigo. Así que como no me lo van a creer, os invito a que lo comprobéis por vosotros mismos.

Lo que quiero que entendáis es que si ellos dos, siendo «Marcas Personales» lo hacen. Por qué no lo puede hacer una empresa?

Nivel 4:

Aquí es donde quieren aterrizar todas (o casi) las empresas. Quieren saltarse todos los pasos anteriores y aparecer por arte de magia en este nivel. El «dulce», lo llamo yo.

Es obvio que todas las empresas entran en las redes sociales para conseguir retorno. Pero no siempre ese retorno tiene que ser una compra. Recuerda que las redes sociales NO sirven para vender. Pero si sirven para que TE compren. Se entiende el matiz?

Por eso se llama Social Media Marketing y no Social Media Venta. Justamente porque marketing no es vender. Es hacerle sentir a la gente la necesidad de que te compre. Sin que tú la fuerces.

Pero existen otros muchos matices que puedes entender como una «compra» dentro de tu estrategia.

Una mención en un blog o en un periódico por la originalidad de nuestra campaña, tiene el mismo valor (o más) que una compra directa. Un ahorro significativo en los procesos de atención al cliente gracias a las redes sociales, también puede perfectamente considerarse económicamente.

Y qué pasa con el cambio de reputación? Si antes no te conocía nadie, nadie hablaba de ti, y ahora sales por ejemplo, en el nuevo libro de Oscar del Santo como ejemplo de estrategia social. Eso acaso no es mejor que una compra?

Nivel 5:

Una vez que ya nos compraron, nos mencionaron en una revista especializada, o en un libro; viene el paso por el que trabaja Coca Cola desde el principio de sus días. La recomendación. La de otros y la propia.

El que alguien sin que se lo pidas, le recomiende tu producto o servicio a una tercera persona, tiene un valor incalculable.

Pero existe otra recomendación en marketing. Sabéis cuál es? La que te recomienda tu inconsciente.

Si cada vez que sientes la necesidad de tomar o comer algo, tu cerebro sólo puede pensar en una marca en concreto. Eso, es producto del marketing estratégico.

Y para lograr eso, tienes que ser lo más cercano posible. Generar contenido de valor, aportar cosas interesantes a tu comunidad. Siempre. De esa manera, cuando alguien necesite algo que tu ofreces, hasta sentirán remordimiento de comprárselo a otro. Te lo puedo asegurar que es así.

Nivel 6:

Llegamos al nivel misterioso 🙂

Yo creo que con la masificación de las redes sociales podemos agregar otro nivel a esta pirámide. Cuando alguien (o muchos) se sienten tan cercanos y tan partícipes de tu comunidad; si en algún momento cometes un error. O peor aún, si alguien de afuera te ataca. Esta gente saldrá a defenderte sin pensarlo.

Serían capaces de romperse la cara contra quien sea por defenderte. Sin que los conozcas de nada.

En estos días abundan las crisis de reputación provocadas por una mala acción en redes sociales. O simplemente por un error. Si esto te pasa, y tienes una comunidad bien consolidada, no tienes de que preocuparte. Si eres honesto y pides perdón te sabrán disculpar. Y si alguien de afuera se atreve a «tocarte», no tendrán reparos en echarle a patadas.

Y tú que crees? Estás de acuerdo con estos niveles? Le agregarías o le quitarías alguno?

Las redes sociales han arruinado mi vida

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El otro día, suena mi teléfono y miro el número para ver quien era. No eran los molestos del 1004, pero no lo tenía agendado. Respondo; y era un empresario con el que no hablaba hace mucho tiempo. Tanto tiempo que ya había borrado el teléfono de la agenda.

– Hola, Fulanito Pérez ! Qué es de tu vida tanto tiempo?

– «Aquí andamos, Emiliano. Medio fastidiado con todo esto que está pasando y tal… Oye, que puse «redes sociales» en el Guguel (sic) y apareció tu nombre en la primera página. Y dije: Anda ! Si a este lo conozco. Busqué tu número y quería saber si nos podíamos tomar un café».

– Seguro, Fulanito. Sin problemas. Quedamos en La Sepia de Parquesol a las 8 y nos tomamos una caña y me cuentas.

Puntual, a la hora señalada, estaba Fulanito con cara de haberlo pisado un camión. Luego del saludo respetuoso, me suelta:

– «Las redes sociales me han arruinado la vida. Son una puta mierda».

Me atraganté con la espuma de la cerveza y no pude contestarle a tiempo antes de que él siguiera hablando:

– «En el 2007, después de que me rompieran las bolas como dos años 15 empresas diferentes, hice una web. Chulísima. En Flash, creo que me dijeron que estaba hecha. Impresionante. Con un vídeo de introducción de un minuto que me hizo un chaval que estudiaba cine, que era la caña. Un pastón me costó. En el 2010, me dijeron que mi web en Flash no tenía buen eso, o seo, o algo …. Vinieron otras 20 empresas y una me hizo una en HTML. Pero no iba a volver a caer en la trampa. Nada de gestor de contenidos ni leches. Una bien básica, con fotos de esas chulas que salen en el Google Images y a correr. Bueno, bueno. Lo mejor que pude haber hecho en la vida! A los dos meses, ponía «Casa Fulanito Pérez» en Google, y salía primero ! Primero Emiliano ! Y me querían vender que necesitaba un gestor de contenidos para actualizar la página. Y yo casi caigo … Pero esto ya es el colmo. Hace un año, un amiguete me dijo que él estaba teniendo mucho éxito con su blog. Busqué un par de días y me abrí uno para mi negocio en WordPress.com. Eso era estupendo. Encontraba algo bueno en otra web, CTRL + C, CTRL + V en la mía y a correr. Me entraban visitas a cascoporro. Y en esas que estaba tan tranquilo y hace como seis meses, se me ocurrió abrir un perfil de esos en Facebook. Página no porque es un rollo, no pincha nadie en me gusta… Total, que yo a todo bicho que pasaba por mi perfil le enviaba una solicitud de amistad. Bueno, bueno. En 1 mes o así tenía ya como 500 amigos. Y estos tontos peléandose por tener 100 fans. Uno, al pasar me habló de Twitter y como vi que era gratis, dije: total; ya que estoy, si tiene para vincularlos. Todo lo que escribo en uno va a parar al otro. Así que lo mismo me daba».

Intenté meter un comentario en su monólogo, pero me fue imposible. Lo juro. El sujeto continuó:

– «No habían pasado ni dos días desde que había abierto el perfil y el Twitter, que uno me salta: «ahora te vienes a hacer el social? Cuándo hace un mes que estoy esperando que me entregues lo que compré!». Te voy a ser sincero. Espero que se llene un camión para que me salga más económico el transporte, pero toda la vida lo hice igual. Y nadie me dijo nada. Obviamente borré a la mierda el comentario del Facebook; pero me dijo que daba igual porque tenía captura. No se captura de qué puede tener? Encontró mi blog y resulta que también tenía Twitter este fulano y no va y pone: «No sólo borras los comentarios y no entregas los pedidos. También fusilas post de otros blogs?». No, si voy a escribir 400 entradas en 3 meses porque soy Shakespeare. Obvio que las copio de otro lado! Pero pongo el enlace pequeño abajo. O qué? Me va a decir que nadie copia nada en Internet?

Otra vez sin éxito, probé contarle mi experiencia, pero no me dejó. Cuando pensé que ya nada podía sorprenderme me sale con:

– «Me disponía a mandarlo a la mierda por Twitter, Facebook, YouTube y todo lo que se cruce, cuando me escribe de nuevo en el muro lo siguiente:

«perdona que no te conteste directamente en Twitter. Los 140 caracteres de esta herramienta no me permitirían expresarme adecuadamente. No pretendo destruir la reputación corporativa de tu empresa ni la tuya propia. Sólo quiero que comprendas que las redes sociales obligan a las empresas a ser transparentes. Y tú no lo eres. Las redes sociales obligan a las empresas a aceptar la comunicación bidireccional y tú no la admites. Las redes sociales resaltan tus defectos y los exponen a mayor cantidad de gente. Y tú, antes de abrir tus perfiles deberías haber solucionado y rectificado tu estrategia comercial. A la gente de las redes sociales, les cae muy mal que copies contenido literal de otro blog. Pongas la fuente o no. Y sobre todas las cosas, las redes sociales no son para vender, por lo que tu autobombo y tu spam desde tu perfil ilegal en Facebook no le interesa a nadie.»

– «Te parece que me puede decir a mi, que llevo 25 años con la tienda trabajando igual, semejantes estupideces? Me llevé el disgusto de mi vida. Cerré todos los perfiles para siempre. No quiero saber más nada con la mierda esa de las redes sociales. Hice bien, no?»

Intenté sacar valor para decirle que todos esos comentarios los había escrito yo sin saber que era él, ya que no ponía su  nombre real; pero lo vi tan convencido que solo pude decirle seis palabras antes de acabarme la caña y empezar a hablar de política:

– «Hiciste bien, Fulanito. No te preocupes»

Nota: todo este texto es ficción. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia (o no)…